Una flor humilde tiene el poder de la tierra.
Huele a frescura,
danza al son del agua que la mece juguetona y cantarina,
abre sus pétalos tersos al sol de la mañana y me guiña
descarada,
cómplice de mis amores soñados.
Una modesta flor del Alberche tiene la fuerza necesaria
para atraparme en el tiempo y devolverme al mundo
de los pensamientos perdidos...,
añorados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario